Debido a su composición volátil, un aroma funcional es frágil y los procesos de fabricación de alimentos pueden ser duros (tratamiento térmico, presión, …). Existen diferentes situaciones que, por lo tanto, requieren tecnologías adaptadas para garantizar que un aromatizante responda a las necesidades específicas para las que ha sido específicamente desarrollado. Desarrollar un aroma adaptado al alimento en función de sus limitaciones de fabricación, de las especies animales a las que va dirigido y de las etapas fisiológicas, o de la persistencia necesaria, requiere un alto nivel de experiencia y un conocimiento profundo de las moléculas sensoriales, sus asociaciones y concentraciones..